Riqueza geológica

Más allá del Ortegal

El Complejo Geológico del Cabo Ortegal pertenece a la zona geológica de Galicia Tras-Os-Montes, uno de los sectores geológicos en que se divide el Mazizo Ibérico. Comprende el eje norte-suroeste desde la punta de Os Aguillóns hasta San Sadurniño y el eje oeste-este desde la playa de Pantín hasta Espasante.  La relevancia científica de este espacio es conocida desde hace casi cincuenta años, debido a la presencia de rocas que hace millones de años estuvieron en el Manto superior de la Tierra, a más de 70 kilómetros de profundidad. 

El proyecto del geoparque amplía la puesta en valor de los recursos geológicos a otros lugares de interés situados  fuera de la delimitación científica del complejo. Es el caso, por ejemplo, de las mineralizaciones de arsénico de Meirás, las fallas de Valdoviño y As Pontes-Pedroso, el bloque granítico de O Forgoselo -límite inferior del proyecto-, o incluso el vulcanismo del litoral de Loiba.

Dependiendo de su interés científico, estos sitios pueden alcanzar la cualificación de Lugares de Interés Geológico o, si son muy exclusivos, la de Global Geosite. Tener uno de estos geosites es suficiente para obtener la declaración de geoparque. En nuestra zona ya tenemos 6 y posiblemente lleguemos dentro de poco a un total de 9.

Para saber más

Pero… ¿qué condiciones tiene el área del Proyecto de Geoparque del Cabo Ortegal?, ¿por qué es tan especial?, ¿qué tienen nuestras rocas para que valga la pena dedicarles tanto esfuerzo promoviendo un geoparque? 

Vayamos por partes. Imaginemos que la Tierra es como un huevo cocido donde la cáscara sería la corteza terrestre o litosfera -hasta unos 70 kilómetros de profundidad en los continentes y alrededor de 7 Km. en el fondo oceánico-, la clara sería el Manto -de los 70 a los 2.890 kilómetros de profundidad- y la yema sería el núcleo, el centro con parte líquida y sólida del planeta, de unos 3.481 kilómetros de radio y temperaturas extremadamente altas.

Nuestro planeta no es una bola rígida, sino que cada una de sus capas tiene diferentes comportamientos causados por la presión y los materiales que están en contacto. Además, esa cáscara está fragmentada en placas que se mueven impulsadas por la inmensa energía que genera el magma derretido del interior del planeta. Chocan entre ellas, friccionan, unas se meten debajo de otras… y la Tierra, aunque no lo notemos -salvo por los terremotos y los volcanes-, es un lugar que está cambiando constantemente debido a la llamada “tectónica de placas” que lleva millones de años mudando la apariencia del planeta. 

Las actuales tierras del Ortegal estaban cerca del Ecuador hace 340 millones de años (Fuente: Ancient Earth - http://www.ianww.com)

La singularidad geológica del Proyecto de Geoparque del Cabo Ortegal viene precisamente de ese movimiento transformador, lento e imparable de la Tierra. Un movimiento que nos dejó en superficie rocas que habitualmente están a más de 70 kilómetros de profundidad. Todo un regalo para los investigadores e investigadoras, que en pocos sitios del mundo pueden ver a simple vista lo que ocurrió y aún ocurre dentro del globo terráqueo. 

Eso se debe a la formación de la mayor cordillera montañosa que ha existido en la historia de nuestro planeta, hace aproximadamente 350 millones de años. Un conjunto de montañas más elevadas incluso que el actual Himalaya producido por el choque entre dos continentes, Laurussia y Gondwana, que estaban separados inicialmente por el océano Rheico y que acabarían unidos al supercontinente Pangea. Esa colisión y su resultado son conocidos en el mundo de la ciencia geológica como “Orogenia Varisca” que, entre otras, tuvo como consecuencia la elevación en esta zona de materiales procedentes del Manto superior. 

Del océano que había en el medio de Laurussia y Gondwana -o de sus profundidades- surgieron la mayor parte de las rocas que a día de hoy conforman el Proyecto de Geoparque del Cabo Ortegal: peridotitas, serpentinitas -el “toelo”-, metavulcanitas y metasedimentos. La geología de la zona ha sido muy estudiada en diferentes investigaciones desde mediados del siglo XX y todas coinciden en asegurar su excepcional valor científico

Un viaje al interior de la Tierra

Aquí también hay anfibolitas, granulitas y gneises, junto con los mayores y mejores afloramientos mundiales de eclogitas que son eso, rocas producidas durante largo tiempo por grandes presiones -más de 10.000 atmósferas-  y temperaturas superiores a los 800 ºC. También existen playas con arenas negras de origen no volcánico -la de Teixidelo, única en el mundo- y otras de color rojizo por su riqueza en partículas de granate. 

Contamos además con “espeleotemas“, que es la palabra técnica para definir acumulaciones de ciertos minerales dentro de cuevas o, como en el caso de Cerdido y Moeche, las estalactitas y estalagmitas de color azul y verde que se encuentran en el interior de las antiguas minas de cobre. 

Macizo de Herbeira, conformado por tipos de rocas que habitualmente están en el Manto terrestre. En la imagen, los acantilados más altos de la Europa continental (615 m.)
El Ortegal es rico en eclogitas y uno de los pocos sitios donde se pueden ver en superficie. (Foto: afloramiento de eclogitas atravesado por un filón de feldespato blanco)

En nuestra zona también tenemos fallas que estuvieron muy activas hasta hace 20 millones de años, un tiempo relativamente cercano en la escala geológica, y en definitiva, en 799 Km² de superficie terrestre y marítima asistimos a uno de los capítulos más apasionantes de la historia del planeta. 

Contar esa historia o, mejor dicho, esos capítulos de la historia de la Tierra es lo que pretenden los geoparques de la UNESCO, que deben ser por esa misma razón distintos entre si en cuanto al conocimiento que ponen a disposición del público. En el caso del Proyecto de Geoparque del Cabo Ortegal la diferenciación se encuentra precisamente en la aparición en superficie de rocas del Manto, de ahí que se haya elegido el lema “Un viaje al interior de la Tierra” como hilo argumental del proyecto.  

LIG y Geosites

La geología del proyecto del Geoparque del Cabo Ortegal constituye un verdadero viaje al interior de nuestro planeta, con el que se pueden descubrir y conocer las rocas que hay en las partes más internas de la Tierra, algo excepcional que se puede ver en muy pocos lugares. 
El los años 80 el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) hizo un inventario de lugares de interés geológico (LIG) con la idea de conocer y dar a conocer aquellas zonas con un destacado patrimonio geológico. En aquel momento se catalogaron dos lugares que después se ampliarían en tres más dentro de un proyecto internacional de definición de Geosites, es decir, enclaves con interés geológico a nivel mundial que el IGME eligió como ilustrativos de la Orogenia Varisca Ibérica, uno de los 21 contextos geológicos del Estado con relevancia internacional. 
Recientemente se le solicitó al IGME que en el proyecto Global Geosites se incluyesen otros cuatro lugares, de los cuales ha sido aceptado uno, de modo que el Proyecto de Geoparque del Cabo Ortegal cuenta con 6 sitios geológicos destacados internacionalmente, algo extraordinario en un espacio geográfico tan reducido (recordemos que para optar a ser geoparque sería suficiente disponer de un único Geosite) y cabe la posibilidad de alcanzar los 9 en un futuro próximo.
Con motivo de la preparación del Proyecto de Geoparque del Cabo Ortegal se hicieron varios inventarios de puntos destacados. En el más reciente se pone de manifiesto la presencia de hasta 108 Lugares de Interés Geológico distribuídos a lo largo y ancho del territorio. Su interés puede ser científico, didáctico o turístico, de acuerdo con una serie de parámetros de valoración. 

Curiosidades geológicas del Proyecto del Cabo Ortegal

La riqueza geológica del proyecto se concentra en la zona costera, por ser allí donde se aprecian con más detalle los resultados de la Orogenia Varisca y las rocas que afloraron desde las profundidades de aquella Tierra de hace casi 400 millones de años. Pero la investigación científica nos deja una gran cantidad de datos que nos permiten entender qué tenemos debajo de los pies en el área de los siete municipios. Y no son precisamente pocas cosas: 

  • La mayor parte de la Sierra de A Capelada era una antigua isla volcánica, semejante al actual archipiélago de Japón. 
  • La Sierra de O Forgoselo fue una gran burbuja de magma que se enfrió hace 290 millones de años a más de 15 kilómetros de profundidad. 
  • Los valles fluviales, las rías y los sistemas dunares son, cronológicamente, los elementos del paisaje más recientes que se pueden ver en este territorio. 
  • Las rocas del entorno de la ría de Cedeira, parte de Moeche, sur de Ortigueira y el litoral entre Ladrido y Espasante, formaban parte del lecho marino hace más de 400 millones de años. En esta última localidad se preservan lavas volcánicas submarinas.
  • El cobre que se explotó en las diferentes minas de Cerdido y Moeche se originó como resultado de una intensa actividad termal en el fondo marino, donde existían chimeneas volcánicas -llamadas fumarolas- por las que salían gases y minerales a alta temperatura que se enfriaban en contacto con el agua. 
  • En el litoral de Valdoviño encontramos dos destacadas cicatrices en el terreno: las fallas de As Pontes-Pedroso y de Valdoviño, esta última de más de 150 kilómetros de longitud que corta Galicia en dos. 
  • Entre Cerdido y Cariño existe una alineación de crestas montañosas que llega hasta Os Aguillóns. Esto se debe a la presencia de las sumamente duras y singulares eclogitas, que constituyen aquí el mayor afloramiento conocido en la Tierra.  
  • En el encuentro de la Sierra de A Capelada con el Océano Atlántico encontramos los terceros acantilados más altos de Europa y los primeros de la Europa continental, que comenzaron a formarse al mismo tiempo que los Alpes y el Himalaya. 
  • La Piedra de Moeche o “toelo” es una roca rara en la superficie terrestre, puesto que se encuentra normalmente a más de 70 kilómetros de profundidad. Goza de gran fama en las comarcas de Ferrolterra y Ortegal como material constructivo y ornamental.  
  • En el litoral de Loiba existió una importante actividad volcánica de caracter explosivo y violento. Pero también quedó la huella de los icebergs en forma de pequeños cantos rodados incrustados en las rocas.

Todo esto pone de manifiesto que este territorio cuenta con una geología destacable tanto a nivel de la Península Ibérica como a nivel internacional, además de un gran potencial en el campo del turismo geológico. 

Playa de Teixidelo, única en el mundo con arena negra de origen no volcánico
Cabo Ortegal y Os Aguillóns, punto que marca la división geográfica entre el Atlántico y el Mar Cantábrico

Un viaje al interior de la Tierra

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